Células que producen láser.
Los científicos estadounidenses han logrado desarrollar por primera vez luz láser biológica a partir de una única célula viva. Para lograrlo, utilizaron proteínas verdes fluorescentes ('Green fluorescent protein', GFP). El hallazgo podría utilizarse para desarrollar nuevos microscopios y en aplicaciones de fototerapia.
En un artículo publicado en Nature Photonics, los investigadores Malte Gather y Seok Hyun Yun, del Centro de Fotomedicina Wellman del Hospital General de Massachusetts, describen cómo una sola célula genéticamente modificada para expresar una proteína fluorescente verde (Green fluorescent protein, GFP) puede utilizarse para amplificar partículas de luz llamadas fotones en pulsaciones de luz láser. El Hospital General de Massachusetts es el hospital universitario de la Escuela de Medicina de Harvard.
Las proteínas GFP son bien conocidas por los científicos. Fueron extraídas por primera vez de medusas brillantes ('Aeqiprea victoria'). Los autores de este estudio eligieron este tipo de proteínas porque son capaces de inducir la emisión de luz sin necesidad de añadir enzimas adicionales. Sus propiedades son bien conocidas y existen varias técnicas para programar genéticamente organismos para que expresen GPS.
Láser biológico
Malte Gather, autor principal del estudio, explica que parte de la motivación de este proyecto surgió de la curiosidad científica más básica. Tras observar que las sustancias biológicas no jugaban un papel importante en los láseres, los investigadores querían averiguar por qué la luz láser aparentemente no se origina en la naturaleza. Y en el caso de que sí se generara, querían comprobar si eran capaces de obtener un láser a partir de sustancias biológicas procedentes de organismos vivos.
Para llevar a cabo esta investigación, se usaron células obtenidas de un riñón humano, que fueron modificadas genéticamente para obtener GFP. Los autores lograron amplificar las partículas de luz denominadas fotones en pulsaciones de luz láser de un nanosegundo de duración.
Aunque estas pulsaciones son muy cortas, son lo suficientemente brillantes para ser detectadas. Además, aparentemente llevan información muy valiosa que podría ayudar a los científicos a analizar las propiedades de una gran cantidad de células casi instantáneamente.